martes, 1 de marzo de 2011

act-2 personajes, de vuelta a casa



De vuelta a casa.

Un largo viaje. Aún recuerdo el olor de la ciudad próxima al mar, el sonido de gaviotas, el bullicio en las calles, caras anónimas congeladas en mi inconsciente, otras menos anónimas, algún amigo, adolescentes perpetuos en mi cabeza, algún rincón donde descubrí sensaciones vaporosas con otros cuerpos rozándome, dos cuerpos atropellándose, dos bocas intentando besarse, merendándose entre saliva y sonidos de blanquísimos dientes y el corazón desbocado, a punto de estallar.
Esa pequeña casa enfrente del pedrero, tanta pobreza y que felices en ese minúsculo patio. Cuarenta años recién cumplidos, el 4 de julio, Y enfrente de mí, sentado en uno de esos enormes sillones de un antiguo tren, un niño, no siempre sonriente, con los papos bien rojos, tez blanquecina, pantalones cortos, vivo, no queriéndose perder nada de este viaje. Miro por la ventana y entre el paisaje verde de los campos también el reflejo de un rostro cansado ya, piel curtida, alguna cana en las sienes, arrugas próximas a los ojos que supongo hacen que las cosas se vean diferentes. Sobre los labios bigotes, en las mejillas barbas de algunos días.
marché con una maleta llena de sueños, y regreso con la misma maleta solo que ahora porto nostalgia, en mi cabeza monólogos de mefisto, pero en mi cuerpo mando yo, cansado de escuchar voces, me dejo ir a donde me lleve el viento, la brisa. He sido una puta mota de polvo, ligera, torpe, sin decisión, trabajé en lo que pude persiguiendo un sueño al principio, un sueño del que tardé muy poco en olvidarme.

buscando a Eva

y me descubro buscándote
entre la multitud,
desordenados pensamientos,
tu cara.
del imaginario común de una época
pasada
aparece tu gesto, tu silencio,
tu mirada.
tu promesa, tu propuesta, en otro país.
tu falda, tus botas en la pedrera.
mis deseos cumplidos mi indiferencia ingenua
mi soledad en la almohada.
Tu voz en el teléfono, la red, la pantalla vacía.
la distancia.

desde mi pequeño estado

todo se vuelve un absurdo
desde mi pequeño estado.
miro desde la luna exquisita tu cara.
Desde mi pequeño estado
me cuelo en tu piel,
un muro invisible nos separa.
onírico estado dependiente de tus ojos,
de tus ojos que no miran que no ven.
Invisible delante de ti, de mi.
Me tocaste por un instante,
en el vacio de una multitud
de cuerpos enfrentados,
separados por el asfalto tintado
a la espera de que la luz verde
nos diera paso
en una ciudad, tu ciudad.