Lo que importa es vestir a Soledad, no dejarla a tientas, semi-desnuda, hacer que se sienta responsable de su naturaleza; pero abrigarla.Tenerla entretenida, que no huya. Quién sabe si de nuevo necesitaremos de su compañía. Quién sabe si en sus brazos despertaremos otra vez entre vino y rosas. Que Olvido merodea nuestras vidas es un hecho. Que Pasión sospecha de lo nuestro. Quién sabe si es Tristeza quien ha anidado en este tejado, quien ha venido para quedarse. Abrigadita pues, la quiero, cuánto ganamos con ese calor ciego.
las intermitencias de la vida es un lugar donde posar las pequeñas tragedias de lo cotidiano.. Donde uno se puede desnudar en la más profunda intimidad, dejar una parte del pasado sin rituales, sin protocolos ceremoniosos, sin coronas de flores secundando las palabras. Porque no es necesaria la inmortalidad de los recuerdos si lo que hacemos es morir cada día, porque no importan las imágenes colectivas si no existe la purga inmemorial del pensamiento encarcelado.